El prototipo de falso amigo del 15M es el tertuliano o bloguero que repite las consignas de Ferraz o Génova con la impostación de sesudo analista, un profeta de lugares comunes como si fuesen verdades reveladas, o como mejor dice George Steiner “verdades cansadas”. Un coro de miles de individuos que dicen lo mismo incansablemente en cientos de medios desde la mañana a la noche. Desde sus tribunas nos explican qué son las redes, advierten de la falta de estructura organizativa y de los mensajes poco definidos e incluso contradictorios.
Por otro lado ciertos políticos se quitan la corbata y se acercan al movimiento con la cantinela de que escuchan a las masas y permanecen atentos a las demandas sociales. Se asustan o se frotan las manos ante una corriente que puede quitar o dar millones de votos. Con el mayor desparpajo ordenan al aparato electoral, abierto 24 horas al día 365 día al año, que se interese por el fenómeno y atiendan la cosa. ¿Qué podemos sacar de ahí? ¿Podemos colocar un logo o una bandera? ¿Es posible incluir alguna “tontería” de las que dicen en el programa electoral para obtener el pedigrí de autenticidad que la juventud demanda?
No merece la pena nombrar a los cantantes, artistas y resto de “comprometidos” que sienten en lo más profundo esta vorágine como propia. Nos amenazan con canciones y conciertos donde el 15M alcanzará su éxtasis al poder expresar por fin su rabia a través de una guitarra y un tambor. Algunos desde Miami y otros desde el sofá Divatto componen el estribillo, renuevan la imagen o consultan al estilista.
Estos y otros cuantos son falsos amigos y, en consecuencia, más peligrosos que los enemigos declarados. Los aparentes colaboracionistas del movimiento 15M se dividen en dos: los que mienten porque es su medio de vida y los que simplemente son estúpidos, idiotas incontrolados que hablan en automático. Los embaucadores comercian lo mismo con las ONG’s que con los ideales de una generación. Los idiotas hacen daño gratuito, y son más persistentes y más difícil de identificar.
Los falsos amigos cuestionan o atacan reiteradamente varios aspectos que a su entender debilitan al 15M: no están debidamente organizados, sus propuestas son confusas y contradictorias, no sabemos si son estrictamente izquierda o algarada juvenil y hay líneas rojas que no se traspasan y sus reclamaciones se columpian desde las cuestiones más básicas a las exigencias de niños mimados, son antisistema que arañan votos al PSOE, son una nueva forma de expresión pero es más de lo mismo, España no es Egipto.
Algo ha ocurrido, no por arte de magia ni fruto de nuevas tecnologías. Ha ocurrido, está pasando. Y como fenómeno que ocurre, que acontece, que aparece, no viene vestido de casa con su camisita y su canesú. Se forma y se organiza de acuerdo a nuevas maneras y formas y con la horizontalidad que facilita la web 2.0 y por sorprendente que parezca se difunde fundamentalmente por los medios convencionales.
Leo en Tiempo un estudio del Instituto de Biocomputación y Sistemas Complejos (BIFI) de la Universidad de Zaragoza en el que se analizaron 600.000 tuits donde se desmontan varios bulos sobre los indignados. El más difundido, el que se refiere a que todo estaba orquestado, queda desautorizado cuando se comprueba que antes de la acampada Twiter solo contaba con 2.123 usuarios y el día de las elecciones 45.731. Es decir, antes estaba formado por pequeños grupos poco cohesionados. En cuando a la falta de liderazgo lo desmiente el hecho que el 52% de la información la genere solo el 10%. Por tanto está jerarquizado pero con un sistema autoorganizativo que le presta la red. El mensaje no se manda a todos, sino que ciertos agentes clave difunden la información. ¿Y quiénes son estos hubs?. Esta es la mayor sorpresa: los partidos políticos y medios de comunicación son los que más movimiento han registrado. Igual que en la película de Poltergeist, cuando la niña se queda ante la televisión y susurra “Ya están aquíii”. Fuera de bromas: ¿No está apoyando el Lagar al 15M? ¿No es en cierta manera este medio parte del 15M?. Pero lo que más nos puede interesar del estudio del BIFI es acerca del perfil del activista. Se desbarata la teoría de los antisistema para pasar a una amalgama de experimentados en Internet, gente mayor con poca pericia, políticos y curtidos activistas.
Por último no se pierdan la aportación, con la lucidez acostumbrada, de José María Ridao en Babelia . Analiza la ecuación en la que el 15M y las revueltas árabes son fruto de Facebook y Twiter. No es suficiente explicar desde la globalización al 15M con la invocación de las nuevas tecnologías, entendidas éstas como eximente para cualquier reflexión sobre las causas de los fenómenos. Estamos delante de una gran estafa, de un mundo en quiebra, provocado por unos individuos que cobran cifras astronómicas por arruinar a países exigiéndoles recortes. Como dice Touraine estamos ante un cambio de paradigma: antes era la lucha de clases, ahora la lucha entre financieros y empresarios, y el pueblo de mano de obra silente. Pues no. La causa de este fenómeno no es Twiter. Este ha sido uno de los medios para propagar el cabreo y la respuesta. Porque que hay causas bien a la vista: la tiranía ignominiosa y el espantajo del miedo en las revueltas árabes, en palabras de Ridao, y la humillación que supone el someter forzosamente a elegir entre partidos que no pueden ganar y partidos que no lo merecen. Advierte Ridao que “regrese aquella cordura elemental que aconsejaba no sacrificar la experiencia a los pronósticos, no escuchar a los profetas sino a los maestros”.
Elena Valenciano y Jesús Caldera se han reunido esta semana con el equipo electoral de Obama, experto en redes sociales. ¿Ya están preparando la frase redonda y culmen de la desideologización al estilo “Yes, We Can”? ¿Estar presente en las redes es suficiente para que la gente te vote como si fuesen idiotas? Esperemos que la cosa no quede ahí y que acoja muchas de las propuestas 15M que antes estaban en el ideario de una propuesta socialdemócrata. Una sugerencia: dejen a otros las políticas de recortes e hilvanen un programa socialista, sin tanto miedo a los “mercados”. Pero de los “mercados”, parafraseando a Tip y Coll, hablaremos la semana que viene.
