Me he enamorado del camu camu. He de encontrarlo en algún sitio. Pero tengo miedo de que reviente dentro de la maleta.
He dado varias vueltas alrededor de los mercados de productos artesanales incas. Me parece que la mayor parte de estas cosas las encuentras en los mercadillos españoles. Sólo cambia el precio.
Siempre sorprende conversar con estas personas, tan humildes, tan pequeñas, tan discretas que sin palabras apenas destrozan en el regateo la propia verborrea. Me voy sospechando que han conseguido estafarme y, sin embargo, hay algo en ellos que me hace quererlos.
Recuerdo las películas de Jorge Sanjinés ahora que en Puno los aymaras pelean a muerte por la situación de la minería con reivindicaciones aún pendientes desde aquellas historias que narraba el boliviano.
El resto del día se va entre notas, recopilaciones, correos electrónicos y cuenta atrás.