Fábula del hombre escondido

Se suponía que iba a ocurrir, pero ya está camino del BOE: Iván Redondo formaba parte de la corte de Pedro Sánchez, pero ya es jefe de gabinete del presidente del Gobierno. Por esa vía ha aparecido la primera víctima de los pretores de guarda: el hasta ahora jefe de gabinete del secretario general del PSOE, regresado a su anterior empleo, lejos de Ferraz y, aún más, de la Moncloa.

¿Todo un símbolo o algo más? Un reconocimiento de los nuevos tiempos, una apuesta por la comunicación o, quizás, por el marketing político; eso aducen unos. Una ratificación de la banalidad de la ideología; tal vez, explican otros. Una bomba de relojería en el corazón del poder; acaso.

Iván Redondo ha asesorado a personajes como Xavier García Albiol, Antonio Basagoiti, José Antonio Monago… Se ha pulido en una consultoría de comunicación con enorme influencia en España, Portugal y distintos países de América Latina, Llorente y Cuenca. Con esa experiencia ha creado su propia agencia de comunicación. Habitual en los medios hasta que encontró el cliente ideal –al menos, hoy por hoy–: Pedro Sánchez

Rasputín, octavo consejero, sombra de cuanto se decidía en la cohorte extremeña, acabó incendiando al bombero Monago, víctima de sus propios ardores y de las excusas que le inventaron. Otros, sin embargo, le califican como “culto, rápido sensible”, aunque “es una pena que siempre haya trabajado para nuestros adversarios”. Entre esos otros se encuentra el mismísimo Pablo Iglesias; suyas son las frases anteriores.

Tiene discurso y dialéctica, valora las ideas e incluso los principios, pero ofrece instrumentos de este mundo; limita su condición a la de asesor, pero se crece en la toma de decisiones; se esconde de los focos, pero disfruta del reconocimiento; va de secundario, pero escruta a las estrellas; su discreción es pasión. Sus jefes le admiran mientras ellos duran; los compañeros de sus jefes recelan y le temen.

Atento a este hombre: busca seducir y puede que en mitad del embeleso alguien meta mano en tu cartera.

Hay algo que le convierte en asesor adecuado para este tiempo. Ofrece tratamientos con prospectos que aluden a la realidad de esta sociedad. Se declara defensor del pacto, del acuerdo, de los espacios intermedios, convencido de que por ellos pasa la política de los próximos años.

Tratará de pasar desapercibido de puertas afuera, pero no perderá detalle de puertas adentro. Tratará de que el gobierno de Sánchez, que es suyo más que de nadie, encuentre en un plazo no lejano una red bien tramada de peones dispuestos para la defensa, sin esconder que en ese ajedrez ellos pueden conquistar el éxito del rey al otro lado del tablero. El único problema de esa operación estriba en que para llegar hasta ahí la estrategia exige que caigan piezas nobles durante la partida.

Atentos.

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