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Lo de Núñez Feijóo se antoja tragicomicotragico.

De pronto, al PP se le ocurren argumentos razonables. Un portavoz aduce la conveniencia de indultos para los dirigentes del Procès en aras de la reconciliación con Catalunya… y le cae la del pulpo.

Descubren algo razonable y se encuentran con el reproche de quienes les pedían cordura por la falsedad de sus acusaciones anteriores. Para colmo, quienes habían asumido aquellos argumentos ahora reprochan a sus dirigentes no tanto el arrepentimiento como la sumisión. Habían convertido en regla los excesos y ahora la moderación se tiñe de rendición entre quienes habían abrazado la barbarie.

Es lo que tiene los excesos y su reincidencia. Se empeñaron en soltar sapos y culebras y, así, ahora, cuando han tratado de afinar la voz y esbozar una cierta melodía, les han caído en su cabeza los palos del sombrajo.

El PP se ha autocondenado. Cuanto más modere la soflama mayor será la virulencia con la que el boomerang estallará en su cabeza. ¡Aúpa los bárbaros!

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