La viñeta de El Roto denuncia algo elemental:
«¡Desviaremos los ríos, canalizaremos las ramblas, apartaremos los mares, pero el caos urbanístico no se toca!».
¿Cuántos consejeros, alcaldes o simplemente vecinos han participado en el desastre provocado en última instancia por la dana que asoló el levante español? ¿Cuántas complicidades e imprudencias en aras de negocios no solo ilegales sino también, a la vista de lo ocurrido, criminales?
La planificación urbanística tiene mucho que ver, y no indirectamente sino de hoz y coz, con la muerte, la destrucción y la ruina que ha asolado a Valencia. Muchos de sus responsables curiosamente han estado al frente de las manifestaciones contra ellos mismos.