La educación como arma transformadora

«Las maestras de la República». Pilar Pérez Solano, 2013

Con una difusión inversamente proporcional al interés que ofrece, como suele ocurrir en la disparatada distribución cinematográfica de este país, anda vagando por ahí como alma en pena el documental que obtuvo el Goya de su especialidad en la última edición de los premios de la Academia del Cine. Una recopilación de entrevistas con historiadores de la pedagogía, expertos en educación, alguna superviviente de la posguerra y familiares de maestras represaliadas, que cuentan con detalle no exento de emoción lo que significó el advenimiento de la Segunda República para las escuelas del momento, así como sus dramáticas consecuencias durante la Guerra Civil y tras la victoria de los militares sublevados.

Aunque el esquema narrativo es el convencional, a base de bustos parlantes entre los que se intercalan imágenes cinematográficas de archivo, fotografías antiguas y recortes de prensa de la época, el documental proporciona una notable y bien estructurada información sobre el movimiento renovador de la enseñanza en aquellos años, desde la perspectiva específica de la mujer. Por eso mismo resulta innecesario el supuesto hilo conductor constituido por una actriz que representa a una maestra de entonces y recorre las instalaciones de un instituto mientras una voz desgrana pensamientos en su mayoría redundantes.

Pero quedan muy claros los principios programáticos de la revolución pedagógica ensayada con entusiasmo en la República: preparación de nuevos enseñantes para una nueva sociedad, igualdad absoluta de niños y niñas, predominio de la formación sobre el adoctrinamiento, de lo público sobre lo privado, de la calidad para todos sobre el elitismo, entre otros, así como sus antecedentes, porque aquella oleada renovadora no surgió de la nada, sino que venía incubándose desde mucho tiempo atrás, gracias a grupos pioneros, incontables esfuerzos individuales y colectivos e incluso algunos intentos legislativos de interés.

Otra parte importante del documental se dedica a describir las depuraciones masivas, las persecuciones sin cuento y las humillaciones a las que fueron sometidas las maestras que habían compartido el ideal educativo republicano. Como los maestros, desde luego, pero doblemente reprimidas y castigadas por el hecho de ser mujeres, a las que no se les perdonaba su laicismo, su afán de modernidad y su lucha por vivir en libertad y transmitir esa aspiración a alumnas y alumnos, especialmente en las atrasadísimas zonas rurales. Ámbitos en los que la educación –si se podía llamar así– había quedado tradicionalmente en manos de la iglesia católica, a la que el Régimen implantado por la fuerza tras la contienda volvió a confiar prácticamente en exclusiva esa tarea fundamental en cualquier sociedad, puesto que de la orientación de la educación depende su avance transformador o su estancamiento y aun retroceso reaccionario, como saben muy bien quienes intentan hoy someterla otra vez a sus intereses de clase.

En coherencia con el planteamiento general de la obra, la documentalista Pilar Pérez Solano se ha rodeado de un equipo mayoritariamente femenino para llevar a cabo esta producción de la Federación de Trabajadores de la Enseñanza, que no oculta un ligero sesgo favorable hacia su matriz, UGT –más eficaz, por lo que se ve, a la hora de recuperar el pasado que a la de gestionar el presente o luchar por el futuro–, pero que resulta imprescindible ver en unos momentos en que vuelven a ponerse en cuestión en el sistema educativo valores como la igualdad, la solidaridad y la justicia, o su carácter público, laico y gratuito, tratando de reducir la formación de las personas al puro adiestramiento memorístico e irreflexivo, para servir de piezas intercambiables y desechables a la maquinaria inmisericorde del mercado.

Porque, como dice una de las especialistas participantes en Las maestras de la República, no se trata solo de recordar lo que hicieron, sino de continuar su obra.

 FICHA TÉCNICA

Dirección y Guion: Pilar Pérez Solano. Fotografía: Isabel Ruiz, en color. Montaje: Andrea Ansola. Música: Carlos Sala. Intervienen: María del Carmen Agulló, Sara Ramos, Herminio Lafoz, María del Mar del Pozo, Carmen García Colmenares, Elvira Ontañón, Hilda Farfante, Alfonso Vigre. Intérprete: Laura de Pedro. Locución: Marta Barriuso, sobre textos basados en la obra de Josefina Aldecoa. Producción: FETE-UGT y Transit Producciones (España, 2013). Duración: 65 minutos.

 

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