La corrupción galopa. La Trama Púnica toca el núcleo más duro (de jeta y de mollera) del PP. El Gobierno se defiende: designa al exministro Wert embajador de España en la OCDE.
Es decir, contra la corrupción, nepotismo. ¿No saben hacer otra cosa?
La renuncia del ministro a falta de cuatro meses para las elecciones ya ponía en tela de juicio su responsabilidad y su compromiso con la obligación que había asumido; y las tragaderas del presidente. Ahora, su renuncia se entiende mejor y la condescendencia del presidente, aún peor.
Había sido un ministro nefasto y repudiable, y buscó la redención en el amor. Enamorado de su más directa colaboradora, consiguió que la designaran para un alto cargo en el extranjero, contrajo nupcias formales para reclamar el reencuentro familiar y el Gobierno español cerró el círculo amatorio con un regalo apropiado: al fin, juntos, sin fisgones y en París.
¿Será esa la explicación o ha empezado la desbandada ante lo que cabe prever? La esposa del jefe de la oficina económica del presidente del Gobierno ya tiene también cargo cualificado… y en París.
Pues eso, contra la corrupción, nepotismo.
Para que no falta de na.
P.D. Escrito lo anterior, encuentro en El Confidencial este artículo de Carlos Sánchez: La ‘dacha’ de Wert en París y la decencia de estado. Explica el caso Wert como un símbolo de una realidad mucho más amplia y compleja, que resume con buenas dosis de equilibrio y claridad. Para tomar notas.