Pachacútec: la cocina, arma y pasión

Cuando Ferran Adriá habló en Pachacútec de «la cocina como arma social», los chicos de la escuela más emblemática de Perú, asintieron y aplaudieron. Les hablaba sobre el documental que estaban protagonizando en aquellos momentos. Los jóvenes estudiantes de cocina habían acogido a Ferran  y a Gastón Acurio con tal pasión que ignoraron las cámaras que les rodeaban.

La escuela de Pachacútec está enclavada en un barrio marginal, asentado sin planificación ni firmeza, sobre un desierto desolador al lado del mar, siempre bajo la bruma y la humedad. Un lugar impresionante y brutal en el que un grupo de chiquillos deslumbrantes de sensatez y pasión sueña con un futuro alentado por ellos mismos.

Quieren ser cocineros. Ferran Adriá, apenas situado frente a los muchachos que le aclamaban, les preguntó qué era para ellos la cocina. Casi todos repitieron:

– ¡Una pasión!

Y al verlos, al conocer sus historias, al comprobar su ilusión, el espectador sintió una emoción que reclama rebeldía e impide la resignación.

 

 

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