Perú sabe: 1. La señora Olaechea

El padre de la señora Olaechea fue un hacendado que derrochó sus heredades en fiestas a las que invitaba a amigos, allegados o simplemente conocidos y que solían concluir en desparrame y borrachera. Hasta que el gobierno del militar Juan Velasco Alvarado impuso una reforma agraria que desposeyó a los terratenientes de las tierras improductivas. El presidente revolucionario y el hacendado expropiado eran de Piura (Perú).

La señora Olaechea, por aquellas fechas, se había casado con un industrial, también piurano, que proporcionaba a la familia un estatus distinguido y notorio, que ella conservó a lo largo del tiempo en el mobiliario y la decoración de su vivienda y en la elegancia de sus moradores, por más que los tiempos cambiaran de manera tan brusca como repentina.

La reforma del general que desposeyó de todo beneficio al padre de la señora Olaechea coincidió con el accidente mortal de su marido. Sólo la vivienda de tres plantas, con sus enseres de maderas nobles, sus jarrones de cristal labrado y sus figuras de porcelana y alabastro podían testificar la prosperidad en la que habían nacido las tres niñas Olaechea, que apenas acertaban a entender la melancolía y, sobre todo, el abatimiento de su madre.

La hija del hacendado y viuda del industrial, rodeada por los recuerdos de un tiempo espléndido, pasó hambre y, lo que aún le resultó más doloroso, también la sufrieron sus tres hijas pequeñas. Asaltada por la escasez y la necesidad, la señora Olaechea se impuso a la vergüenza de un oficio sin alcurnia ni boato.

Acomodó el mobiliario necesario para la vida familiar en la planta principal de la casa y adaptó las estancias del piso superior para su nuevo empeño. Cada día acudía al mercado a comprar plátanos, se desplazaba hasta Catacaos para conseguir la carne más barata y regresaba junto a sus hijas y una empleada. La heredera del hacendado arruinado comenzó a hacer chifles, el más humilde de los alimentos, plátanos fritos salados con las hebras de la carne deshilachada (“¡qué vergüenza, hijita linda! ¡La hija del hacendado, haciendo chifles!”).

Al principio, treinta platanitos cada día. Ahora, cinco mil: “¡Qué belleza, hija, qué belleza!”.

 

La historia de la señora Olaechea forma parte del documental Perú sabe: la cocina, arma social, que, producido por Media Networks Latin America y Tensacalma, protagonizado por Ferran Adrià y Gastón Acurio, con guión y dirección de Jesús M. Santos, se estrenará en Lima el próximo 8 de junio.

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