
Pablo Casado le desarmó cuando añadió a su responsabilidad como alcalde de Madrid la de portavoz del PP. Le cambió el tono y la credibilidad. Y puso en evidencia su dedicación a una ciudad que reclama como pocas una entrega plena. A partir de ahí, cautivo de las exigencias del presidente del partido y desarmado frente al afán bélico de su antagonista, la presidenta de la Comunidad de Madrid, el corregidor vio forzado a transmutarse en José Luis Martínez Amedias.
El sobrenombre ha mutado su significado tras conocerse su actitud colaboradora en el supuesto espionaje a la inefable IDA y a su hermanísimo escondido. Y sobre todo por su relación con el clan Pa-la-saca, un dúo de aprovechados sin escrúpulos deseosos de engordar sus cuentas y propiedades a costa de la enfermedad y la muerte de centenares de convecinos.
A tenor de lo sabido, Martínez A-medias ha desbancado al tío Pepito. Ya no hace ninguna gracia.
NOTA. ¡Qué curiosa la relación de algunos sobrenombres, como Pa-la-saca y A-medias!
