
Ocho relatos independientes, aunque interconectados por la reiterada presencia de la emigración, los refugiados o la muerte; con detective, el clásico Kostas Jaritos o el amigo alemán, Murat, o sin él; todo ello bajo el título de uno de los apartados. Así es La muerte de Ulises, el último libro de Petros Márkaris (Tusquets 2016).
Superada la trilogía de la crisis helena, el más conocido de los autores de novela negra del archipiélago, originario de Estambul, desarrolla un mosaico levantado sobre el trasfondo de las consecuencias de aquella epidemia económica y social que aún no ha concluido en Grecia y, si se quiere, en la Europa del sur. Emigrantes, refugiados, personas con identidad mas sin arraigo (o viceversa), siempre en riesgo de exclusión, recorren los ocho episodios del libro.
Márkaris es un narrador funcional, que proclama en sus escritos la economía del lenguaje. De ese modo consigue trasladar a públicos numerosos la verdad de una realidad deteriorada y hostil para los ciudadanos sin poder. En La muerte de Ulises se mantiene fiel a sí mismo, aunque sin recurrir a la intriga policiaca, desbordando los límites geográficos de las islas para adentrarse en el continente oriental y en una relación cargada de complicidades e historia: la de los propios griegos y los turcos, víctimas de quienes los controlan y los enfrentan.
El lector encuentra episodios sugerentes en una propuesta sin sorpresas. Márkaris mantiene el pulso de su claridad en estos relatos breves y la coherencia de su compromiso público.
