Esperanza se presentó en Barcelona. No hubo un acto específico o formal, sino un maratón de entrevistas que ella disfrutó; entre otras razones, porque no hubo interlocutor que se resistiera a la seducción del relato emocionante que ella hace de su propia vida.
Víctor Amela, uno de los responsables de la contra tal vez más valorada de la prensa española, la de La Vanguardia, abrió en la tarde del miércoles 21 de septiembre la ronda organizada por Silvia Fernández (Roca Editorial). Dos horas y media de conversación; al principio, toma de contacto, cuadro general para enmarcar la trama y, después, detalles, emociones, el aliento vital de una mujer que nos cambia la respiración.
Sin moverse de la silla de la terraza del hotel Alma, otra hora larga con Raúl Argemí, uno de los autores a los que acoge el blog Sigue leyendo. Una charla con complicidades, porque ambos sufrieron, cada uno en su propia escala y a su modo, la represión de la dictadura argentina.
Antes de descansar mantenemos una conversación con algunos profesionales interesadas en llevar el relato de Esperanza a otras escrituras y otros soportes. Hablaremos.
A la mañana siguiente, 22, la sesión comenzó a las 9,15. Miradas 2. Luego una conferencia de prensa a la que acudieron, entre otros profesionales, periodistas de la Cadena SER y el diario Ara, Cristina Mas, Anabel Campo y un viejo amigo, Ángel Sánchez. José Sanclemente hace la presentación y, a partir de él, Esperanza absorbe los focos y ocupa la escena; toda ella. Mi función se ajusta en ocasiones a la del viejo apuntador
Con prisas hay que llegar a TV3, donde Ramón Colom ha organizado un programa sobre Argentina al que ha invitado a Jorge Belinsky, psicólogo; Dante Bertini, escritor; Antonio Tello, historiador, y por supuesto Esperanza. También yo. Presentación, primera pregunta sobre el espanto de la dictadora, matizaciones de Belinsky… El torrente de Esperanza arrasa el plató: ante la crueldad no caben eufemismos, ante la vileza no se puede legitimar la equidistancia. Éramos cinco interlocutores aparte del moderador. La única mujer se convierte en la única protagonista. ¡Memorable!
Regresamos al hotel. Apenas hay tiempo para descansar. Nos esperan Catalunya Radio y Público, Toni Polo. Otra vez a la carrera, hacia Onda Cero, donde Julia Otero también se deja seducir por esta Esperanza imponente. En el control se adivina expectación, interés por una historia que crece y avasalla. Esperanza está feliz.
La sesión diaria la cierra Página2, una grabación a dos voces que comienza con una reflexión sobre la literatura testimonial, pero que pronto se abandona a lo que importa: Esperanza.
Así lo he sentido. Los medios contarán lo que a ellos les parezca relevante. A mí me queda, en todo lo que llevamos de esta gira de homenaje –lo que tiene de promocional queda casi siempre en segundo plano–, el brillo de los ojos de Esperanza. Y un comentario de Manoli: “Está cansada, pero, sobre todo, está feliz”.