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Había leído hace ya algunos años. Caminando por las Hurdes lo escribieron Antonio Ferres y Armando López Salinas en 1958. Un libro de viajes que seguía la senda recorrida años atras, en el mismo siglo XX, por viajeros tan ilustres como Maurice Legendre, Gregorio Marañón, Miguel de Unamuno o Luis Buñuel. Aquella obra, publicado por Seix Barral en 1960 y más recientemente reeditada por Gadir Editorial, incluía fotografías de la comarca, con un gran valor descriptivo, realizadas por Luis Buñuel (extraídas de Las Hurdes, tierra sin pan) y Oriol Maspons.
El reciente fallecimiento de Antonio Ferres me invitó a brindarle mi homenaje póstumo releyendo sus relatos. Pero agotada la última edición (solo existían dos ejemplares disponibles, uno en Colombia y otro en Bolivia, me dijeron) y prácticamente descatalogada la obra, tuve que buscar entre vendedores de libros antiguos. Había algunos. Desde 20 euros hasta 173 e incluso 183. Opté por una primera edición, la publicada en la colección Biblioteca Breve, de Seix Barral, conservada en aceptable estado; transporte incluido, 24 euros.
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Ha sido un placer la relectura. Antonio y Armando –como ellos mismos se reconocen– recorren la comarca a pie por trojes y veredas en las que a veces llegan a perderse. Miran y narran. Encuentran a algunos habitantes, conversan, trasladan con sencillez y verosimilitud los escuetos diálogos. Describen una realidad tremenda, muy poco distante de la que recorrió Buñuel 25 años antes. No hay valoraciones ni interpretaciones. No estaba la época para buscar responsabilidades. Describen.
Armando López Salinas (1925–2014), y Antonio Ferres (1924-2020), ambos madrileños, formaron parte de la Generación de los 50, junto a Juan García Hortelano, Alfonso Grosso, Rafael Sánchez Ferlosio, Ignacio Aldecoa o Jesús López Pacheco. Y muy cerca de poetas como Ángel González, Félix Grande o Carlos Barral.
Armando y Antonio sobrevivieron en un exilio iniciado pocos años después de caminar por Las Hurdes. López Salinas trabajó en la emisora Radio España Independiente y llegó a ser miembro del comité central del Partido Comunista. Finalizada la dictadura ejerció como director de El Mundo Obrero. Ferres se exilió en Francia y, luego, en México y Estados Unidos.
Ambos comenzaron escribiendo relatos y recibiendo premios. Su obra novelística estuvo vinculada al realismo español. La trayectoria de López Salinas se vinculó más estrechamente a la política mientras que la de Ferres reafirmó su vocación literaria con una obra amplia y reconocida.
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Todo eso se anunciaba de alguna manera en Caminando por Las Hurdes. Dos viajeros inquietos con voluntad de descubrir y reconocer. Sencillamente. En muchas ocasiones a través de la admiración o la sorpresa, siempre prestos a compartir la escasez y la austeridad de las personas con las que se encuentran y penan a lo largo de un camino muy austero. Su retrato de Las Hurdes es un aguafuerte duro y amable, que traslada al lector actual la emoción de una leyenda que los actuales moradores de la comarca con frecuencia prefieren apartar. Antonio Ferres y Armando López Salinas merecen un reconocimiento. Forman parte del elenco de los arquitectos del mito de Las Hurdes, los que proyectaron al mundo el valor simbólico de la comarca y la potencia de su imagen. Que ahí sigue, pese a todo; pese a la pérdida de quienes la construyeron
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