Como guantes perdidos

«En tierra extraña». Iciar Bollaín, 2014

Con una filmografía compuesta hasta ahora por cuatro cortos y seis largometrajes de ficción, aunque muy apegados a la realidad que nos rodea, la directora madrileña Iciar Bollaín, también actriz y guionista, se lanza ahora al terreno documental, con la misma valentía y voluntad de compromiso que ha venido mostrando a lo largo de toda su carrera. En tierra extraña, título inspirado en un viejo pasodoble compuesto por el maestro Manuel Penella e interpretado por Concha Piquer cuando ambos estaban de gira en Nueva York durante unas navidades, viene a ser como el reverso y la profundización de otra película de la realizadora: Flores de otro mundo (1999), donde hablaba de las dificultades e ilusiones de varias mujeres inmigrantes en España.

En esta ocasión, Iciar Bollaín va en busca de algunos de los veinte mil españoles residentes en Edimburgo, y los sitúa ante la cámara para que expresen libremente sus sensaciones, experiencias y emociones al encontrarse insospechadamente tan lejos de sus ambientes naturales, impelidos por la necesidad de buscarse una vida que se les niega en su país y teniendo que desempeñar tareas muy alejadas de aquellas para las que se habían preparado profesionalmente durante tanto tiempo y con tanto esfuerzo.

En el horizonte, por un lado, y como recuerdo lacerante, la emigración española de los años cincuenta y sesenta, de personas sin cualificación cuyas remesas de divisas iban a nutrir parte del desarrollismo franquista; y por otro, aguijón doloroso para cualquier conciencia decente, la siniestra valla de Melilla, con la que las autoridades españolas hacen de grotescos gendarmes de Europa, contraviniendo palmariamente las normas internacionales más elementales. Entre uno y otro extremo, las historias que recoge Iciar Bollaín de boca de sus protagonistas cobran todo su sentido y una profundidad que va mucho más allá del simple reportaje.

Esas declaraciones, en las que los cambios de escala de los planos, además de dar agilidad vienen a subrayar los sentimientos de sus protagonistas, se alternan con poderosas imágenes de la arquitectura urbana de la capital escocesa y, sobre todo, con tres complementos fundamentales para dar a la narración toda su densidad. Por un lado, unos fragmentos del monólogo de Alberto San Juan Autorretrato de un joven capitalista español, que esboza cómo se ha pasado de la ilusión del Estado de bienestar a la profunda crisis económica y social que nos arrasa, para concluir con un poema estremecedor de Jaime Gil de Biedma. Por otro, las explicaciones del sociólogo Joaquín García Roca sobre los fenómenos migratorios contemporáneos. Y por otro, a modo de nervio a la vez narrativo y conceptual, la especie de performance ideada por la joven emigrante Gloria Egea Cañabate, licenciada en Bellas Artes, que va recogiendo guantes perdidos y desparejados por las calles de la ciudad, para organizar con ellos una campaña cuyo lema es precisamente «Ni perdidos ni callados» y que acaba cuando, con un grupo de compañeros, los cuelga en las verjas del consulado español, coincidiendo con las Marchas por la Dignidad de marzo de 2014.

Ahí, en esa metafórica condición forzada de guantes perdidos, pero que se niegan a aceptarla y a callar sobre ella, reside la potencia de este excelente documento, en el que se oyen lamentaciones y quejas más que justificadas, pero también datos y reflexiones que permiten al espectador un conocimiento más hondo y cercano de esa calamidad que se abate sobre la juventud española actual, y no solo sobre ella, porque aparecen también personas de cierta edad obligadas a expatriarse por el cierre de sus empresas o pequeños negocios, a la vez que hay otras que expresan una cierta ilusión en las posibilidades que puedan abrirse ante ellas. Sin llegar, por supuesto, a aquellas grotescas afirmaciones de distintos miembros del gobierno español que pretendían que los jóvenes emigrantes debían sentirse en Europa «como en su casa», o que esa «movilidad exterior» podía estimular «su espíritu aventurero». La realidad es siempre más fuerte que las manipulaciones interesadas.

 

 

FICHA TÉCNICA

Dirección y Guion: Iciar Bollaín, con la colaboración de Alicia Luna. Fotografía: Lukasz Gasiorowski, Lukasz Kulec, Serigio Mangas e Icíar Bollaín, en color. Montaje: Nacho Ruiz Capillas. Música: Pascal Gaigne. Intervienen: Joaquín García Roca, Alberto San Juan, Gloria Egea Cañabate y emigrantes españoles en Edimburgo. Producción: Tormenta Films, Turanga Films y Televisión Española (España, 2014). Duración: 73 minutos.

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