Para conocer una patria, un pueblo, no basta conocer su alma –lo que llamamos su alma–, lo que dicen y hacen sus hombres; es menester también conocer su cuerpo, su suelo, su tierra. Lo dijo Unamuno, que también dijo que “en todas partes el hombre es hijo de la tierra, menos en Las Hurdes, donde la tierra es hija de los hombres».
Por eso, para conocer Las Hurdes no basta con conocer su cuerpo, su suelo, su tierra, es menester también conocer su alma –lo que llamamos su alma–, lo que dicen y hacen sus hombres, y lo que dijeron e hicieron.