Diario. Junio 2016

Día 12Despedida

Hace un montón de años, me recetSudokuaron una pastilla de adiro 100 a la hora del desayuno. Luego, por propia iniciativa, decidí añadir a la píldora un sudoku para combatir el alzheimer. Teniendo en cuenta que, pese al ejercicio, mis lapsus se incrementan, me han recomendado un ejercicio definitivo: encontrar la fórmula para formar un gobierno razonable con los resultados electorales previsibles. Si no hay otra solución o carecemos de sucedáneo, dadme por despedido.

Día 10Banderas

No hay nadie a quien le pirren las banderas que no acabe defraudando a Hacienda. El club que es mes que un club se responsabiliza ante la fiscalía de haber hurtado once millones de euros en una operación en la que se acusaba a su peculiar junior. Si Pujol tenía un un jr., el Barça no iba a ser menos. El pibe más genuino recorre también los juzgados por el mismo motivo. ¿Será que las banderas que con tanto fervor se reclaman tienen que ver con la apropiación de bienes? Ellos se escaquean y si les pillan, pagan con el dinero de otros (cinco millones de multa sin rechistar más lo defraudado) y siguen en sus puestos. Hasta la próxima, mientras los periodistas de cabecera tratan de exonerar a los culpables: nimiedades, pobres chicos sin formación, ajenos al delito, ignorantes.

Me lo dijo hace unos días un amigo cuando nos disponíamos a ver un partido de fútbol: “Cualquier intento de encontrar valores en el fútbol profesional es una barbaridad”. Tenía razón. Vimos el partido más tranquilos. Eso sí, hubo que apagar el volumen de los comentaristas, siempre prestos a la épica y a los valores de la aberración.

Hoy comienza la Eurocopa. Imposible esquivar los gallardetes y las enseñas. Y aún así nos gustan el fútbol, el baloncesto, el tenis…

En casa nunca hubo banderas. Ni siquiera entonces. Quizás  por eso aún podemos presumir de decentes; y si no lo somos, al menos no hay signos que nos delaten.

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