
El 23J dejó el futuro de España en una encrucijada.
¿Un acuerdo entre los dos grandes partidos? Imposible.
¿Un acuerdo entre la derecha y la ultraderecha? Insuficiente, porque en ese compromiso no cabe el PNV, por decisión propia, ni Junts, por voluntad ajena.
¿Un acuerdo de izquierdas y nacionalistas? Muy difícil, en la frontera de lo inalcanzable por sus propias contradicciones.
La política española se mueve, como ya queda apuntado, sobre un doble eje: el clásico de izquierda y derecha y otro más específico: el del nacionalismo español y el nacionalismo periférico. La complicación se extrema porque los elementos de esa doble referencia se mezclan y entrecruzan de manera muy diversa. El grupo periférico más nacionalista puede ser, a la vez, el más izquierdista del espectro global y el más nacionalista en el ámbito estatal, el también más derechista.
Articular alianzas resulta imposible. Alcanzar compromisos, muy difícil. Máxime cuando la realidad llega viciada por procesos que han debilitado hasta el extremo la capacidad de negociación y lastrado la mera posibilidad de un simple acuerdo. En ello estamos.
De nada sirve argüir que el nacionalismo en estado puro colisiona frontalmente con la izquierda, mientras que la derecha repudia cualquier nacionalismo que no sea el propio. La política española se mueve en el doble eje y cualquier oscilación en las posiciones requiere la asunción de contradicciones de muy difícil digestión.
Esa es la realidad en este tiempo en el que el Rey trata de encontrar al responsable público que pueda obtener un respaldo mayoritario del Congreso de los Diputados. Las líneas rojas están marcadas.
La flexibilidad de la mayor parte del nacionalismo periférico para alcanzar un acuerdo de mínimos con la izquierda estatalista no basta para obtener una mayoría que abra la puerta a un gobierno sólido. Las exigencias de Junts, derecha pura con reclamaciones nacionales pendientes, fuerzan a toda la izquierda y al nacionalismo vasco a medidas de difícil encaje constitucional o a la convocatoria de nuevas elecciones, de resultados tan imprevisibles que podrían acabar con su propuesta integradora.
¿Qué hacer? ¿Aceptar el chantaje en el límite de la legalidad y hasta de la dignidad del conjunto del país? La exigencia de Junts –con Esquerra a la chepa– requiere un referéndum de autodeterminación en Catalunya y la amnistía de quienes trataron de imponer ilegalmente la subversión del Estado de Derecho español.
¿Todo a cambio de una mayoría que haga viable un nuevo Gobierno? Todo, ¿en qué plazos? Planteado así, el chantaje solo puede ser rechazado e incluso despreciado. De entrada, pues, no.
Asumir la impunidad de algunos implicados en el 17-O no parece adecuado ni legítimo. Favorecer una consulta popular que plantee la escisión de parte de España no solo es ilegal, sino, hoy por hoy, sociológicamente inasumible.
Y sin embargo… ¿cabe abrir las puertas a un proceso de amplio alcance para reconsiderar el futuro de la organización territorial de España, favoreciendo la reintegración de los nacionalismos periféricos en el marco de una federación que aporte una mayor estabilidad institucional y garantice varias décadas de convivencia y cooperación? ¿Cabe esa posibilidad, en la que se debería implicar la mayoría del espectro político español?
Si así ocurriera, las reivindicaciones que ahora se plantean caerían por su propio peso. Pero hace falta valor. Mucho. Se trata, pues, de cambiar el paradigma vigente en la práctica política de estos tiempos. Sin estratagemas, a pecho descubierto, primando la reflexión y el debate. Con la garantía de que repensar el futuro es la única manera de resolver este presente en el que estamos.
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Quien esté interesado en las Variaciones sobre el mismo tema desarrolladas a lo largo de las últimas semanas en este Lagar aquí puede encontrarlas. No solo podrá elegir, sino también advertir de los diferentes matices, e inclusode algunas contradicciones, entre las diferentes y sucesivas opiniones. Por orden inversión de publicación: de la más reciente a la más lejana.
Vencer por convicción, no por conveniencia,
Investidura de sapos o culebras,
Incertidumbre y contradicción: actitudes razonables,
Nuevo gobierno: mucho más que perder o ganar,
¿El laberinto español… tiene salida?,
En la encrucijada no valen apaños,
El idioma que entiende y confunde,
Un paso adelante sin perder la vista atrás,
La derecha española dónde está.
