Se detecta en Sudáfrica una nueva mutación del virus de la Covid al tiempo que los contagios resurgen en el mundo desarrollado. Otra vez los ciudadanos que tuvieron la oportunidad de ser vacunados sienten la amenaza que pende sobre ellos y sus familias, también sobre los más pequeños. Los periódicos, las radios, las televisiones, las redes sociales recuperan la información inmediata: un caso en Francia, un caso en España, otro sin confirmar, dos más en Barcelona pendientes de… Aulas escolares cerradas por el confinamiento de los alumnos, vuelta a las restricciones que se consideraban de un tiempo ya pasado, advertencias en voces, diferentes y múltiples; insistentes, ineludibles. La amenaza que nos envuelve.
Y al otro lado, en el propio, en el de cada uno, el miedo. Puro miedo a las relaciones, al contacto con los otros, a las reuniones comprometidas, a las fiestas que vendrán… No se trata de algo en sí mismo pernicioso. El miedo, muchas veces, nos defiende. Y en este caso, también; es de la responsabilidad: hacia uno mismo, hacia los más cercanos, también hacia los lejanos. También es miedo a los demás, a los imprudentes, a los irresponsables e incluso a uno mismo, porque, después de casi dos años de zozobra, de incertidumbres y reproches… somos muchos los que estamos a punto de estallar.
