Cómo hacer más daño al Gobierno, aunque eso sirva para hacer más daño a sus propios electores.
¿Es esa la estrategia de Junts? ¿Se parece mucho a la del PP? ¿Y a la de Vox?
A diferencia de Junts y del PP, Vox vota por convicción. Puede ser aberrante lo que dice, pero se lo cree o ha llegado al punto de creérselo. Cuestión de fe. O de desfachatez.
Por el contrario, ni a Junts ni al PP les importa votar en contra de los intereses de sus electores. Su único baremo consiste en elevar el nivel de acoso. Un día tras otro. Aquí estoy yo (y que conste).
El PNV o Esquerra y algún otro minoritario (pero necesario) arguyen razones basadas en la identidad de sus electores o en los intereses anunciados en su programa electoral. Su argumentación resulta comprensible. Y bajo su prisma, lógica.
El PSOE, más atento a las olas que al rumbo de la barca, trata de navegar en las aguas procelosas que sus adversarios le marcan y agitan. El resto de los socios de Gobierno o de legislatura con menor presencia en el Parlamento se conforman con asomar la cabeza.
Así no hay perspectivas de llegar ni lejos ni a buen puerto. Y en esa tesitura ni siquiera sirve abrocharse los chalecos.