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“Hoy es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo” (Fredric Jameson).
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“Cuando oigo a los políticos en campaña hablar de pueblo, me piro a la ciudad” (El Roto).
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“No hay que desaprovechar una buena ocasión de quedarse callado…. ¡Silencio!”. (Jorge Drexler).
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“Compaginar los problemas del final del mundo y los problemas de final de mes” (Emmanuele Macron).
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“Lo tremendamente rápido que se puede organizar un desorden”. Esa fue la enseñanza que Baldo Pestana, citado por Emilio Gancedo (Palabras mayores. Un viaje por la memoria rural), aprendió de aquella “simpática revolución” que se recuerda como el Mayo del 68 francés.
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“La obsesión por hacer las cosas convenientes conduce con frecuencia a hacerlas irrazonables. Y el empeño original acaba en depresión o en algo que se le parece mucho” (Es mía).
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“Sin la participación de magistrados y jueces (en los nombramientos para el CGPJ) no habría manipulación política” (editorial de El País).
