La ciudadanía irresponsable

El Foro romano, pura ruina

Los políticos –dicho así, de manera genérica, sin excepciones– son los responsables de cuantos males nos suceden. Tal reconocimiento forma parte del pensamiento colectivo y del argumentario cotidiano de analistas, tertulianos o bienpensantes. La sentencia se repite de manera unánime en cada ciudad, pueblo, barrio o vivienda. Concluyen: la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero. Cuestión zanjada.

Lo peor no es lo que se dice sino lo que se sugiere: formamos parte de una ciudadanía irresponsable.

Se sobreentiende que ese colectivo amorfo e informe del que formamos  parte carece de capacidad para la réplica, la organización o la movilización. Es decir, que está ahí para que la den por saco… los políticos. Para eso los elige y los mantiene.

Quizás la sociedad en que vivimos es poco más que un saco. ¿Y como pedir responsabilidad a un saco? ¿O a tanta gente entretenida en menesteres disuasorios?

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