
La historia de este tiempo culmina el esplendor de la novela negra.
Lo malo es que este best seller nos incluye como víctimas de la red malévola y eso impide disfrutar de la investigación y la intriga.
Todos (los que pueden) investigan en secreto a todos (todos).
Los Cinco Ojos (con los británicos en la secta, junto a Canadá, Australia, Nueva Zelanda y el Gran Hermano norteamericano, en plan boss) controlan al mundo entero, incluso a usted y a mí, porque les da la gana.
Alicia Camacho se rajó en su querella porque, parece, era ella la que daba órdenes de espiarse a sí misma para espiar a los demás. Y los demás espiaban a los los otros para espiarse a sí mismos. Todos tienen motivos para la sospecha y, sobre todo, para la desconfianza: si lo sabrán ellos.
La mejor tradición de la insidia y el espionaje, incluida la vía del confesionario, corresponden al Vaticano… pero Snowden no será santo ni (ojalá) mártir.
