La hija del señor cura tiene derecho a pensión

La excepción consentida al servicio y disfrute de su reverendísima o dios no manda lo mismo para todos.

Tengo dos asesores para asuntos relacionados con la seguridad social a los que agradezco permanentemente su denuedo por ayudarme a sobrevivir a las dificultades del sistema, orientándome en el tránsito hacia la sublime condición de pensionista en este país de bienestar menguante.

Gracias a su cariño y a su compañía, aparte de lo que importa, voy descubriendo algunas alucinaciones místicas, mucho más interesantes. Por ejemplo, la excepción presbiteral en asuntos relacionados con el servicio doméstico.

Veamos.

Un ciudadano cualquiera sólo puede contratar como empleada o empleado de hogar a un familiar directo a partir del tercer grado de consanguinidad o afinidad. O sea, ni padres ni hijos ni hermanos, naturales o políticos. Más que nada, para evitar la contratación fraudulenta, por otros denominada mamoneo. Es decir, para no generar pensiones a quienes más que empleados pueden ser otra cosa.

Así se aplica la norma, según uno de mis asesores, a todo ser mortal. Y debe ser porque los curas, sacerdotes, presbíteros o como se les quiera denominar están más cerca de la inmortalidad que el resto, a sus reverendísimas se les permite que les asista en los asuntos más domésticos e íntimos su propia madre, una hermana e incluso, sin la hubiere, una hija.

No han sabido explicarme si esto se debe a la tradición secular relacionada con la hermana o la hija del señor cura, institución clásica de la España glorificada por la Academia de la Historia, o a la voluntad de impulsar unos márgenes de excepción para evaluar si la regla es, en verdad, un antídoto contra el mamoneo.

Como esta situación es real, aunque parezca un cuento, he decidido que mi reflexión se publique en dos blogs: el de letras (ficción, relato) y el días (noticia, reflexión).

Y que cada cual se lo teme como desee. O lo que es lo mismo, que a quien dios se la dé san Pedro se la bendiga. (¿Se refiere este dicho a la hermana o a la hija? Amén.

 

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