«Joven y bonita». François Ozon, 2013
Isabelle tiene diecisiete años, lleva una vida acomodada en París, con una familia que la mima: madre, padrastro y un hermano pequeño tan cómplice como incordiante, capaz de hacerle las preguntas más descaradas y de espiarla cuando toma el sol desnuda en la playa, pero también de cubrir sus ausencias y aventuras. En verano, Isabelle tiene su primera relación sexual con un joven al que apenas conoce y que no la atrae demasiado. Una experiencia poco o nada satisfactoria, pero que quizá le permite descubrir el poder que ejerce su cuerpo sobre los hombres.
En otoño, y sin saber tampoco muy bien por qué, Isabelle accede a la proposición de un señor mayor que a la salida del instituto le ofrece dinero por acostarse con él. Es el comienzo de un vertiginoso acceso a la prostitución, bajo el sobrenombre de Léa, con todo tipo de individuos –en su mayoría deleznables: autoritarios, dominantes, manipuladores–, donde ella misma confiesa que sólo encuentra placer en los momentos previos, de expectativa, y en los posteriores, de recuerdo. Y no parece que le interese demasiado el dinero que va acumulando a escondidas en su armario.
Hasta que en invierno se produce un incidente con un cliente ya anciano, pero que es el único que ha despertado en ella cierta ternura, y ese hecho cambiará su vida. Isabelle tendrá que hacer frente a la policía, que la delata ante la familia; a su madre, que reacciona enfurecida –por un motivo más bien discutible: «¿Sabes el daño que me has hecho?», grita mientras la golpea con rabia, incapaz de entender la conducta de su hija–; a un típico psiquiatra comprensivo y a toda una serie de dificultades que se suponen impropias de su edad. Quizá la llegada de la primavera traiga consigo alguna salida.
Al contar la historia de Isabelle, François Ozon da la impresión de limitarse a describir su comportamiento, sin buscar motivaciones ni justificaciones, aunque desde la aparición del médico todo en el relato parece adquirir un matiz levemente psicoanalítico, que quizá no responda a las intenciones del autor. Porque ese planteamiento puramente fenomenológico, externo, es traicionado también por varias confidencias de la hierática protagonista, y al final Joven y bonita queda nadando entre dos aguas, pese a su indudable atractivo. Como queda en entredicho su pretendida sobriedad estilística con planos tan enfáticos como el de los candados en el puente sobre el Sena, con ese ridículo desdoblamiento de la protagonista en su primera experiencia sexual o con la introducción de cuatro canciones almibaradas de la ya veterana François Hardy para puntear el paso de las estaciones.
Es como si Ozon –ejemplo característico de realizador de películas para festivales, en varios de los cuales ha obtenido bastantes premios– hubiera querido ir más lejos en la senda abierta por un Eric Rohmer –el más esteticista y ambiguo de los nombres surgidos de la «nueva ola» francesa–, aprovechándose de la posibilidad de una explicitud erótica que aquel no podía permitirse dadas sus creencias… Todo y nada en realidad, pese a la presencia de una Marine Vacth que a sus veintitrés años aparenta con facilidad los diecisiete y que presenta un rictus distante y algo antipático, que hará de ella una nueva Catherine Deneuve si se lo propone. Además del reencuentro con la fascinante Charlotte Rampling, en un papel breve pero altamente explicativo. Demasiado poco para una película que trata de acercarse a la mentalidad de los adolescentes actuales desde la perspectiva de un cineasta de casi cincuenta años, y demuestra que sólo capta su superficie.
Ficha técnica
Título original: «Jeune & Jolie». Dirección y Guion: François Ozon. Fotografía: Pascal Marti, en color. Montaje: Laure Gardette. Música: Philippe Rombi, con canciones de Françoise Hardy. Intérpretes: Marine Vacth (Isabelle / Léa), Geraldine Pailhas (Sylvie), Frédéric Pierrot (Patrick), Fantin Ravat (Victor), Johan Leysen (Georges), Charlotte Rampling (Alice), Nathalie Richard (Véro), Djedje Apali (Peter), Lucas Prisor (Felix). Producción: Mandarin Cinéma, Mars Films, France 2 Cinéma y FOZ (Francia, 2013). Duración: 95 minutos.