Calanda: un documental con suspense

Después del primer intento fallido , “Las Hurdes, tierra con alma” se pudo proyectar en Calanda, la villa natal de Luis Buñuel, al que el citado documental hace continua referencia. Sin embargo, la socarronería y la capacidad de provocación del autor aragonés volvió a hacerse notar durante la proyección.

Un nutrido grupo de calandinos acudió a la Iglesia del Convento, convertida en centro cultural, para conocer la reflexión que sobre Buñuel y Las Hurdes, tierra sin pan plantea la obra que, dirigida por Jesús M. Santos, protagonizan Adriana Ugarte y Jimmy Barnatán.

El acto fue presentado por la teniente de alcalde de Calanda, Isabel Barberán, que tuvo palabras muy afectuosas para los responsables del documental por su deseo de ofrecerlo en las mejores condiciones a los calandinos. Luego, el director resaltó la importancia del trabajo de todo el equipo para dar paso a un makin of del propio documental y a testimonios grabados de los dos protagonistas principales.

Tras la proyección de “Las Hurdes, tierra con alma”, el director ofreció unas imágenes inéditas de la comarca hurdana, que suscitaron gran interés por su espectacularidad y belleza, y finalmente mantuvo un coloquio con los asistentes que se centró en buena medida en las relaciones de Buñuel y con Las Hurdes y en el interés de las instituciones extremeñas para difundir el documental. “No he conseguido que me recibieran para abordar esa posibilidad”, respondió el director a esta cuestión.

Sin embargo, lo más curioso ocurrió durante la proyección. Tras el precedente anterior, en el que no se pudo completar el visionado del documental, en esta oportunidad se habían probado de manera insistente y repetida cada uno de los dispositivos, de los soportes, de los discos y archivos. Tranquilidad plena, pues, hasta que… la imagen se congela, un segundo, pero vuelve a arrancar; poco después, dos segundos y vuelta a la normalidad; más tarde, tres segundos y regreso a al ritmo adecuado; al fin, cuatro segundos eternos y, de un tirón, hasta el final.

Puesto que nuevamente no había manera de ofrecer explicaciones técnicas a lo ocurrido, Jesús M. Santos anotó que la primera interrupción se produjo durante la intervención del prior del monasterio de Las Batuecas; la segunda, en la misma secuencia; la tercera, en la intervención del maestro, y la cuarta, en medio de las manifestaciones del estudiante más proclive a la obra de Buñuel. ¿Una burla a los que parecían más próximos? ¿O una pedorreta, sin más, a los que tomaron partido a su favor?

Un motivo o un suspense para dar a la proyección mayor relieve, aunque a costa de algún dolor de estómago del Cristian, el encargado de la proyección; de Isabel, la representante municipal, y de Agustina y Jesús, que creían tenerlo todo bajo control.

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