«Los ojos amarillos de los cocodrilos». Cécile Telerman, 2014
Tercer largometraje de la realizadora de origen belga Cécile Telerman (¿Por qué las mujeres siempre queremos más?, 2005; Toda la culpa es de mi madre, 2009), afincada en Francia, llegada a la dirección tras desempeñar diversas tareas administrativas y de producción, y aficionada, por lo que se ve, a los títulos largos, Los ojos amarillos de los cocodrilos está basada en la novela homónima de Katherine Pancol, un éxito comercial en aquel país y primera parte de una trilogía con nombres de animales.
El filme cuenta la conflictiva historia de dos hermanas ya maduras, Iris (Emmanuelle Béart, otra víctima, por cierto, de la manía de retocarse el rostro) y Joséphine (Julie Depardieu, sobria aunque un poco llorona, dadas las desgracias que se abaten sobre su personaje), dentro de una amplia familia que es todo un poema: una madre autoritaria y enloquecida, un padrastro negociante, de aspecto bonachón y que liga con su joven secretaria, y una serie de parientes segundones que pintan poco y estorban bastante.
Joséphine, por su parte, generosa, apocada, culta y especialista en la Edad Media, tiene un marido en paro que la abandona pronto para emprender una aventura disparatada en Sudáfrica (una granja de esos cocodrilos que dan título al filme con su aviesa mirada), dejándole pendiente el pago de un abultado préstamo que suscribió falsificando su firma, una hija adolescente, insoportable por su insolencia y por su precoz adaptación a la selva consumista, pero que acabará desempeñando un papel relevante, y otra pequeña, estremecida ante los desastres que las zarandean.
Iris, en cambio, es desenvuelta, agresiva en ocasiones, capaz de vender arena en el desierto pero inútil a la hora de escribir un libro, que sería el sueño de su vida para presumir de intelectual, ya que dinero no necesita, porque su marido trabaja como un esclavo para darle todos los caprichos a costa de no poder disfrutar del hijo de ambos.
Pues bien, Iris se empeña en publicar una novela como sea. Encuentra un editor y los medios para hacerlo, pero no alcanza a escribir un párrafo. Y cuando decide que la hará su hermana, quedándose ésta con el dinero que tanto necesita, y la firmará ella, consiguiendo por fin la imagen pública y la celebridad que tanto ansía, se pone en marcha el gran enredo que constituye el eje argumental de la película. Y no estará de más apuntar, para que se sepa de qué estamos hablando, que, a tenor de las pocas líneas que se nos muestran de la obra, el resultado tiene toda la pinta de ser algo parecido a Cincuenta sombras medievales de Grey o cosa así. Alta filosofía, vaya.
Porque Los ojos amarillos de los cocodrilos tiene bastantes pretensiones, aunque su mayor virtud sea esa descripción pormenorizada de la fauna que compone el núcleo de una típica familia de la alta burguesía francesa. Por lo demás, mucha foto bonita de postal para unir una secuencia con otra, mucho decorado de lujo para añadirle glamour al asunto, unas interpretaciones eficaces aunque tendentes a la sobreactuación caricaturesca, varias frases de amor que sonrojan al oírlas y algunos guiños cultistas a propósito de la dichosa Edad Media o del consabido trauma infantil –flash-back mediante– para tratar de explicar, es un decir, las conductas y las relaciones de las dos hermanas protagonistas. Demasiado poco para algo más de dos horas, a todas luces excesivas y artificiosamente rellenas con historias secundarias que poco o nada aportan. Vuelve el cine francés de qualitè, con más envoltorio que sustancia.
FICHA TÉCNICA
Título original: «Les yeux jaunes des crocodiles». Dirección: Cécil Telerman. Guion: Cécile Telerman y Charlotte de Champfleury. Fotografía: Pascal Ridao, en color. Montaje: Marie Castro. Música: Frédéric Aliotti. Intérpretes: Emmanuelle Béart (Iris), Julie Depardieu (Joséphine), Jacques Weber (Marcel), Karole Rocher (Josyane), Patrick Bruel (Philippe), Quim Gutiérrez (Luca), Alice Isaaz (Hortense), Edith Scob (abuela). Producción: Les Films Manuel Munz y Vértigo Films (Francia y España, 2014). Duración: 123 minutos.
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