No hay quien entienda la obsesión de responsabilizar a terceros de las obligaciones propias . Se escuche a quien se quiera (PP, C’s o Podemos), la gestación del gobierno es asunto del PSOE . ¿Y por qué no suyo, del PP y de cada uno de los restantes partidos que pretenden mover fichas sobre el tablero? Rajoy se limita a tantear al resto sin asumir compromiso alguno ni manifestar sus intenciones sobre las que articular un posible acuerdo. Uno de sus subalternos de tercera fila apunta algunos asuntos que podrían considerar, pero concluye que el candidato inevitable pondrá a Pedro Sánchez ante la cuestión que debe dilucidar al Psoe: o Rajoy o nuevas elecciones.
O sea, vuelta la burra al trigo.
¿Ese es el dilema? ¿No hay nadie más en el tablero? ¿De verdad, no caben otras fórmulas? ¿Es obligatoria la presidencia del en funciones para formar gobierno? Eso parece: todos parecen esconder una cuestión fundamental, que tuvo reiterado protagonismo en la pasada campaña electoral y que podría ser la primera de la agenda inmediata. ¿No es Rajoy el mayor obstáculo para la formación de un gobierno?
Quienes expresaron su rechazo al doblemente presidente en funciones duplicaron en votos a quienes le respaldaron. Las urnas no apoyaron a Rajoy, porque su caso no se resuelve en el ámbito de la aritmética electoral sino, sobretodo, en el de la decencia –es más claro ese concepto que el de dignidad– democrática. Sin embargo, ese asunto parece hibernado en medio de este verano insoportable de sudor y moscas.
Todo se enquista. Todo se repite. La cabra tira al monte
Es raro lo que está pasando, como bien indicaba Soledad Gallego Díaz en su artículo semanal en El País, titulado Todo está siendo muy raro. Lo está siendo, sí, y entre todos estamos consiguiendo que la discusión se convierta en gallinero. Por ejemplo, cuando, después de reclamar el debate interno en los partidos, se critica a los partidos (en este caso, PSOE y Podemos) que asumen el debate interno. ¿O es que no son razonables las diferentes posiciones que se hacen públicas, al margen de que cada ciudadano pueda preferir una u otra?
El no del PSOE a toda costa entrará en crisis cuando los ciudadanos comprendan
- que el PP tiene apoyos que le acercan a la mayoría absoluta (170 escaños, por ejemplo),
- que las exigencias formuladas al PP por el resto de los partidos tampoco las aceptarían ellos y
- que el mismo PP ha hecho suficientes esfuerzos para integrar en el gobierno a cinco millones de ciudadanos que le votaron.
Rajoy tiene mucho trabajo por delante. Para empezar, un asunto muy sencillo: ¿está dispuesto a irse a Santa Pola a trabajar en el registro de la propiedad y de su propiedad, puesto que no lo ha abandonado, pese a haber ocupado casi todos los cargos del gobierno? Despejada la incógnita, podrían intentar, izquierda, derecha, adelante, atrás, 1., 2. y 3.