
La Generalitat valenciana decretó el cierre de Canal Nou como si fuera una venganza.
– El Tribunal Superior de Justicia ha osado declarar nulos los despidos implícitos en el ERE de Canal Nou.
– ¿Ni despidos ni ERE? ¡Cerramos la tele!.
– ¡Y que se jodan!
Telemadrid puede seguir el mismo camino. El Gobierno madrileño ya ha avisado: si no se aceptan los despidos, habrá cierre.
RTVE está pendiente de un acuerdo, después de que los trabajadores rechazaran un acuerdo con la empresa que implicaba recortes de sueldos y prerrogativas, que ahora nadie sabe cómo gestionar.
Disparan a los medios públicos. El plan de los gobiernos respectivos podía ser a medio plazo la privatización, pero, si se les tuerce el rumbo, los liquidan.
– ¡Y que se jodan!
Esta situación tiene responsables (en el caso de Canal Nou, de manera evidente, sus gestores) y también, aunque en desigual medida, cómplices. Las amenazas sobre la radiotelevisión pública son la constatación de un fracaso múltiple que afecta a trabajadores (con sus sindicatos en primera línea) y a los ciudadanos. Porque, con distinta intensidad y responsabilidad, todos han tomado decisiones contrarias al derecho a un servicio público para la información, el entretenimiento y la participación.
Sobre todo ello se ha escrito aquí reiteradamente: veánse las secciones dedicadas a medios de comunicación (ágora), reflexión (logos) y especiales (óperas), donde se pueden encontrar muy diversas aportaciones.
