
No es lagardeideas, es la maqueta del lagar de un pueblo de la provincia de Zamora donde se pisa uva, no se muelen aceitunas y mucho menos se sacan fantasías, ocurrencias y manías de la mente divina y fue un trabajo que hice de estudiante. Todavía se puede ver en La Cava Comerón, en la puerta Zamora de Salamanca y todavía se mueve. Un pequeño motor de lavadora hace que la mujer vuelque las uvas de la cesta y el hombrito mueva las piernas y un brazo como si estuviera pisándolas aunque parece que está desfilando. Mi novia en aquel momento y el de ahora le confeccionó la ropa, no se la han lavado desde entonces y por lo que se ve tampoco la cara, al hombre le falta la cayada y una mano, ella, parece haber perdido definitivamente la pasión.
Jose, el dueño del bar, quedó muy satisfecho, fue una historia de Oscar, resultó que el señor que pisa la uva se parecía enormemente a su tío, el propietario del verdadero lagar. No hice un mal negocio, me pagó cinco mil pesetas, poco, con ese presupuesto sólo se podía hacer con material reciclado, pero me invitaba a las cañas y ese fue su error.
