Reflexiones sobre el cronavirus. Oleada 2.

The doctor is injecting male patients.In the medical's hand have syringes.

En una época que destaca la necesidad de asumir la incertidumbre prolifera la exigencia de certezas absolutas y de frases como puños.

Ocurre, por ejemplo, cuando se reclaman baremos inapelables para tomar determinadas decisiones: una cantidad, un porcentaje… sin variables ni matices.

En esta sociedad existe una tendencia a dudar de la palabra y a asumir la condición irrefutable de la imagen, por más que esta sea tan manipulable, al menos, como aquella.

Ahora se ha instalado otro mantra cargado de riesgos: los datos por encima de todo. Datos absolutos, sin matices, ni interrelación ni sindéresis para adaptarlos a la realidad y a su complejidad.

O sea:

Si las pruebas decaen, ¿la enfermedad retrocede? Quienes afirman ese resultado o se engañan o mienten. Los números absolutos sirven de poco si faltan referencias.

Ejemplo: bastaría con suprimir las pruebas para acabar con la pandemia. Ojos que no ven… En eso están algunos, con un añadido: no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Aún así, cuando la realidad y las preocupaciones giran sobre un único tema, la reflexión y el debate se convierten en reiteración y ruido.

Vivimos rebozados en el lodazal que hemos ido creado entre todos; aunque unos más y otros menos.

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