Sustos de muerte

«Relatos salvajes». Damián Szifron, 2014

 

Un título que no engaña. Los seis relatos independientes escritos y dirigidos por el argentino Damián Szifron en su tercer largometraje para el cine –tras El fondo del mar (2003) y Tiempo de valientes (2005)– son verdaderamente salvajes. Muy diferentes entre sí, y seguramente merecedores de distintas valoraciones según el gusto de cada espectador, coinciden entre otras cosas en la presencia de la violencia física como acción o reacción ante situaciones límites. Unas fantasiosas, otras reales como la vida misma: las relacionadas con los problemas del tráfico rodado, presentes en varias de ellas y que cualquier conductor puede haber experimentado o temido, aunque sin llegar tan lejos en el desenlace.

Apoyándose en esa fabulosa galería de intérpretes que exhibe siempre el cine argentino, unos más conocidos aquí –Darío Grandinetti, Leonardo Sbaraglia, Ricardo Darín–, otros menos pero igualmente sólidos, Szifron vuelve al género de sketches que tanto juego dio en los años sesenta y setenta sobre todo en las cinematografías francesa e italiana y que después sería recogido por autores tan dispares como los Monthy Python, Woody Allen o Steven Spielberg, entre otros muchos.

Es difícil comentar una película en la que cada pocos minutos se cambia de esquema, de planteamiento visual y, por supuesto, de argumento. Así, frente a la liviana coincidencia que estructura el breve episodio Pasternak, que sirve de prólogo, o a la retorcida, insistente e innecesariamente alargada agonía de Hasta que la muerte nos separe, que hace de epílogo, coronado a su vez por un final hasta cierto punto sorprendente, hay dos episodios que bordean la maestría y justifican por sí solos la contemplación del conjunto. Bombita es una lúcida descripción de la impotencia del ciudadano medio ante la burocracia, en este caso la aplicada a las multas por mal estacionamiento en una gran ciudad. El protagonista, ingeniero experto en explosivos, choca contra un muro cuando intenta explicar que ha sido sancionado indebidamente y que eso perjudica a su vida familiar, hasta que su paciencia se agota. Y en La propuesta vemos cómo un padre de familia acaudalado compra a un abogado y a un fiscal para que un pobre empleado cargue con las culpas de un mortal accidente de circulación provocado por el hijo de aquél: la presión sensacionalista de los medios de comunicación acabará desencadenando la tragedia.

Entre los menos logrados y los más redondos, Las ratas y El más fuerte exponen sumariamente dos historias de venganza. Una de raíces más profundas, que afectan de lleno a la vida de la joven protagonista, ayudada por una mujer mayor hastiada de injusticias, y otra a partir de un simple lance de carretera, de los que se producen todos los días pero llevado aquí a un extremo a todas luces excesivo.

No hay que ser demasiado perspicaces para ver en estos estallidos de agresividad que tan ajustadamente describe Damián Szifron, y en especial en los dos episodios que hemos destacado, la profunda frustración de una sociedad cuyos integrantes están hartos de ver cómo se pisotean sus derechos más elementales en nombre de unas instituciones corroídas por la insensibilidad, cuando no por la más patente corrupción. Y no hay que ser demasiado negativos para comprender que esa indignación sostenida y constantemente incrementada acaba impregnando las esferas más variadas de la vida cotidiana. No nos lamentemos después si proliferan los sustos de muerte.

 

 

FICHA TÉCNICA

Dirección y Guion: Damián Szifron. Fotografía: Javier Juliá, en color. Montaje: Damián Szifrón y Pablo Barbieri. Música: Gustavo Santaolalla. Intérpretes: Ricardo Darín (Simón), Óscar Martínez (Mauricio), Darío Grandinetti (Salgado), Julieta Zylberberg (camarera), Érica Rivas (Romina), Leonardo Sbaraglia (Diego), Rita Cortese (cocinera), Alan Daicz (Santiago). Producción: Kramer & Sigman, Córner Producciones y El Deseo (Argentina y España, 2014). Duración: 122 minutos.

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