¡Toma consejo!

El de administración de RTVE se ha retratado. No es la primera vez que reclama la atención y los focos, pero ha pasado mucho más inadvertido de lo que merece. El dislate de querer controlar los informativos de manera inapelable no ha sido un error, un fallo de cálculo o algo imprevisto. Lo han pretendido desde que fueron nombrados. Por eso las excusas, la revocación del acuerdo, apoyado o consentido (tanto da), y las explicaciones resultan repugnantes. Porque son falsas.

Ni el PP ni el PSOE ni CiU ni ERC ni CC.OO ni UGT (aunque en esta ocasión se salvó de la quema) pueden sentirse ajenos. Nombraron a quienes nombraron a sabiendas de su aptitud/ineptitud y, por supuesto, de su predisposición a anteponer los intereses del patrón a la defensa del derecho de los ciudadanos a la información. Los partidos/sindicatos se negaron a elegir a profesionales, pese a que se les reclamó, con la excepción del primer presidente de la Corporación (aciertos y errores al margen) y de la representante de IU, Teresa Aranguren, periodista y defensora de su propio oficio. Cualquier parecido entre los otros tres periodistas que forman parte del consejo es pura superchería: quizás sean periodistas de raza (alguno se ha definido así), pero deben der se una raza genéticamente manipulada y manipuladora.

El daño hecho a RTVE ya no se remedia. Ahonda la gravedad de la herida que sufre  la televisión pública.

Sólo advierto un valor: quitadas las caretas, ¿qué queda de la independencia que ha hinchado la boca de Moreno Bustos, González Pons, Cospedal, Sáenz de Santamaría o el propio Rajoy? ¿Alguien duda de que Charo López Miralles propulsó su aberrante tontería en beneficio, e incluso a petición, de sus patrocinadores? Pues eso.

 

 

Artículo anteriorBarcelona encuentra a una mujer feliz
Artículo siguiente¿Se acabó el racismo?