
A falta de 30 días para el 1O, el pretendido referéndum sobre la independencia de Cataluña, ya no cabe acogerse al hastío que el debate ha generado o a la indignación que provocan sus más conspicuos defensores y sus más viscerales detractores. La gravedad del problema no tiene fecha: la escisión que este asunto alienta sobrecoge, por su amplitud y por sus repercusiones más allá de la política y la economía, para alcanzar a la sociedad e incluso a las familias. Para eso ya no hay fecha ni límites, sino heridas que van a supurar durante un tiempo que nadie puede acotar. Y dolor por todas partes.
Por eso, porque ya no cabe esconderse ante lo inevitable y sus complejidades, quizás merezca la pena considerar una reflexión tan inequívoca e irreprochable como la que Javier Cercas titulaba Primera página, publicada en El País Semanal .
