
Un juez se pone de acuerdo con un acusado para respaldar la querella de un exministro contra una jueza. Podría tratarse de un juego, el cuatro en raya, pero no es otra cosa que una cadena de corrupciones.
El exministro, con algún asunto pendiente sobre la mesa de la jueza, adquirió su condición de ex tras aparecer entre los usuarios de los paraísos panameños, aunque su nombre ya había asomado en otras correrías poco edificantes.
El acusado conserva todas las papeletas para que sigan vivos los cargos que pesan contra él, por lo que parece dispuesto a cumplir lo que el juez le indica.
El juez se pone al descubierto en unas grabaciones que inducen a considerarle delincuente.
¿Y la jueza? No se sabe. Tal vez, una víctima del enredo.
O sea, tres chorizos en raya. Un empresario y un político: algo habitual. La presencia singular es, por tanto, la del juez, no porque la participación de un magistrado sea inédita en un amaño, tan solo menos frecuente; políticos y empresarios suelen apañarse solos.
Tal vez por eso el escándalo haa sobresaltado a los medios y a la opinión pública. Un juez, in fraganti. La justicia es soberana y, a veces, soberbia; en los alcorques del poder florecen las malas hierbas. La justicia es también cosa de hombres y, por ello, en ocasiones, de golfos.
Sin embargo, a algunos les escandaliza aún más la fiscal Marisa Morando cuando avala la sentencia que condenaba a Rita Maestre por lanzar proclamas anticlericales con afirmaciones que aseguran que en el lugar de los hechos, la capilla católica de la Complutense, estaba el Sagrario, el Altísimo y el Santísimo, una trinidad inaprensible en formato oblea.
Dicho así, la fiscal convierte en hecho probado no solo la existencia del Altísimo y el Santísimo, que ya es probar, sino su encarnación en hostia. Si la argumentación de la fiscala no es un disparate, temo que quienes la rebatan no solo irán al infierno (pero de verdad) sino que ya están fuera de la legalidad, lo que les permitirá llegar al averno desde la cárcel.
¿Cómo se puede justificar un argumentación jurídica de esa calaña en un país izado sobre valores civiles; es decir, civilizado?
Al abogado de Rita Maestre solo le queda un recurso: sagrado corazón, en vos confío.
