“Entre contar fábulas y aburrir a las ovejas hay un trecho”. Lo dice Pablo Ordaz en El País a propósito del la oratoria del candidato de la izquierda italiana, Pier Luigi Bersani.
Pero de quién es el problema: ¿del que habla de lo relevante o del que necesita un titular entretenido? De otro modo, ¿por qué se critica con mayor frecuencia ese aspecto que la trivialidad o la ausencia de discurso?
¿La banalización y espectacularización de la cultura se combate con este tipo de afirmaciones o se apoya?
Debe ser una eaxageración.
“Me equivoqué apoyando a Zapatero”, dijo Almodóvar. No, en todo caso, nos equivocamos, y no una vez o como por casualidad, siempre que confiamos en alguien o en algo para siempre o por un tiempo largo sin criticar, sin controlar, sin exigir, sin advertir…
La equivocación no se produce en el momento de manifestar la confianza sino en los que llegan después, una y otra vez, cuando surgen las desconfianzas. La acción ciudadana no se resuelve en un minuto cada cuatro años. Quizás esta sea la razón por la que pasa lo que pasa.
El a priori ideológico nunca se equivoca, aunque mienta casi siempre. Gracias a él se aparcan los hechos y el análisis; y se repiten los argumentos que nunca se verificaron.
Ahora, una de espías. No hay capacidad para digerir tanta mierda. Si era eso lo que se busca, no necesitaban disfraz.
Tiene un peligro el socio… Dice ahora que el Rey apoyó a los negocios de Urdangarín. Huele, y no a ámbar. O dime con quién andas…
El PP valenciano gastó más de 150 millones en conservar el patrimonio la Iglesia. Pura malversación, digna de ser juzgada. ¿Cuándo estas decisiones se acompañarán de expropiaciones o, al menos, de contraprestaciones que repercutan en favor de los ciudadanos paganos?
Sindicatos y partidos de izquierda (BNG) despiden en Galicia con los criterios de la reforma laboral que rechazaron. Son las leyes del mercado, que se aplican a becarios, precarios y otros sin cargo.