Veracidad y literatura, todo en uno

El traslado del cadáver de José Antonio Primo de Rivera, paso a paso, pueblo a pueblo, a través de carreteras y caminos desde la cárcel de Alicante hasta el monasterio de El Escorial, articula buena parte del relato que Paco Cerdá desarrolla en Presentes (Alfaguara 2024). La otra parte, intercalada, recoge episodios, momentos, personas y vivencias en el contexto de la guerra y de la Dictadura impuesta por los vencedores.

Paco Cerdá exhibe, una vez más, una documentación exhaustiva. La detalla a lo largo de las 24 páginas que cierran su trabajo como garantía del rigor y la solvencia que le reclaman su condición de periodista y la elección de un modelo narrativo cuyo afán literario se basa en el rigor documental, entendido no solo como fundamento de la comunicación sino también de su literatura. En definitiva, su afán literario se sustenta en la veracidad del relato. No cabe discusión en ese ámbito. Pero tal vez ese aspecto no sea el más importante.

Ese propósito no desatiende el estilo narrativo, sino que, por el contrario, lo potencia: intenso, reiterativo, épico… hasta el punto de abrumar y en algún momento esconder la emoción que pretende provocar. En la línea de El Peón y, sobre todo, de 14 de abril –aparte de Los últimos, con un estilo más lineal y reporteril–, Presentes corre el riesgo de distraer el rigor en aras de un estilo no solo poderoso sino también obsesivo.

No es un libro de historia, pero narra fragmentos de la historia. No es un reportaje, porque impone, sin renunciar ni en un ápice al rigor, un estilo narrativo tan rotundo que desborda los valores del periodismo.

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